Frente a esta realidad _todos tenemos algo que decir y hacer_

"Una madre, un futbolista, un filósofo, una ministra, un dirigente, una periodista, una doctora, una joven, un técnico en enfermería, un artista y un especialista. Preguntamos a distintos actores de la sociedad cuál es su opinión respecto del trabajo de adolescentes y qué medidas proponen que realicen las empresas. Las respuestas sorprenden, emocionan, dan para pensar y también entusiasman".

Camila Merino - Ministra del trabajo


"Es necesario comprobar el cumplimiento de las obligaciones escolares de los adolescentes, con el fin de que ésta sea compatible con la jornada de trabajo".
“Soy partidaria de que los adolescentes que quieran trabajar lo puedan hacer, porque no sólo tienen la posibilidad de contar con su propio ingreso sino que, además, pueden ayudar a sus familias y, eventualmente, llegar a ahorrar para financiarse una carrera más adelante. El trabajo en los adolescentes es también una experiencia que ayuda a la formación. Implica adquirir una disciplina y tener sentido de la responsabilidad, alejándolos de malos hábitos, como la droga y el alcohol. Todo lo anterior se debe hacer en cumplimiento con el reglamento que existe para normar el trabajo adolescente en Chile. Por ejemplo, tenemos un Reglamento de Trabajos Peligrosos, que tipifica una serie de labores que no deben ser efectuadas por los adolescentes, para no perjudicar su moral, ni su salud física o psicológica. Es necesario comprobar el cumplimiento de las obligaciones escolares de los adolescentes. Previo a su contratación, el empleador o empleadora debería pedirles su certificado de matrícula o de alumno regular. En dicho certificado se deberá indicar la jornada escolar, con el fin de que se pueda compatibilizar ésta con la jornada de trabajo que se pacte. Otra medida muy necesaria es que se evalúen los riesgos a los que podría exponerse él o la adolescente. Tras esto, tomar las medidas correctivas y de prevención y llevar un control estricto del cumplimiento de un trabajo seguro".

María Jesús Silva - Coordinadora del IPEC para Chile y Uruguray -OIT


"propongo tener especial cuidado con los trabajos peligrosos, apartando a los adolescentes de estas tareas, e informando y educando sobre los riesgos laborales e incluyendo una formación adecuada para su edad"
“Todavía, en nuestro país, muchos adolescentes trabajan en entornos muy desfavorables y de riesgo. La mayoría de manera informal y sin protección social. Incluso, en condiciones de explotación: largas jornadas, con labores peligrosas y tareas que conllevan consecuencias físicas (cansancio, dolor, malformaciones) y psicológicas. A esto, se suma la falta de tiempo para estudiar, descansar y realizar actividades recreativas. Asumir un trabajo en esta etapa de la vida, implica que muchos se dedican a oficios que requieren menor calificación, por lo que pierden la posibilidad de seguir formándose y limitan sus opciones a un trabajo decente en su adultez. Por eso, hay que promover que cumplan con los 12 años de escolaridad obligatoria que existen en el país y la permanencia en la escuela. Por eso, propongo conocer la legislación, difundirla y tomar las medidas necesarias para asegurar su cumplimiento. Tener un especial cuidado con los trabajos peligrosos, apartando a los adolescentes de estas tareas. Además, reducir los riesgos mediante el mejoramiento de la salud y la seguridad, y vigilar que esto se cumpla al interior de las empresas e informar y educar a los adolescentes sobre los riesgos laborales e incluir una formación adecuada para su edad".

Christopher Toselli - Futbolista profesional, Universidad Católica


"las empresas que contratan adolescentes no deberían pagarles el sueldo mínimo y que no trabajen tantas horas, eso les permitiría descansar e ir a estudiar".
“Para mí los adolescentes no debiesen trabajar, porque me gustaría que todos estuvieran dedicados a vivir las cosas de su edad, ir al colegio, estudiar, tener amigos, salir. Entiendo que para muchos el trabajar es un tema de necesidad, por tanto, me parece bien pero con restricciones. Y en ese caso, le diría a las empresas que no abusen de los adolescentes, que sean responsables, que entiendan que si ellos están trabajando es porque necesitan hacerlo. A los adolescentes les diría que es importante que si tienen que estar trabajando, que aprovechen la oportunidad para aprender a ser más independientes y a madurar. Algunas acciones concretas pueden implementar las empresas que contratan a adolescentes son que no les paguen el sueldo mínimo y que no trabajen tantas tantas horas, eso les permitiría descansar e ir a estudiar. Otra acción es que incluyan a las familias en las decisiones que toman, ya que a veces tomarlas solos puede ser un poco estresante. En mi caso, cuando yo firmé por la Universidad Católica, tenía 17 años, y mi papá siempre me acompañó a negociar, a las reuniones, a revisar el contrato, a ver las condiciones. Y no es que él tomara la decisión, yo fui quien estudió cada detalle, pero él me aconsejó y eso me hizo sentir seguro”.

Arturo Martínez - Presidente, Central Unitaria de Trabajadores (CUT)


"Hay que mejorar la inspección. La informalidad del trabajo infantil, unida a los insuficientes sistemas de inspección, imposibilita desarrollar sistemas de control sobre las ocupaciones peligrosas donde se concentra un alto porcentaje de niñas y niños".
“La realidad en Chile muestra que hay más de 196 mil niños y adolescentes trabajadores y que de ellos 107 mil lo hace en condiciones inaceptables. La problemática es que son justamente los adolescentes que trabajan en condiciones de riesgo los que no asisten a la escuela, trabajan en la calle de noche o en trabajos peligrosos para su desarrollo, o bien laboran por más tiempo que la jornada legalmente establecida para todos los trabajadores. De esos adolescentes, más de la mitad viven en condiciones de pobreza y forman parte de grupos familiares donde los padres no han terminado la enseñanza básica. Pero aún así, siete de cada diez adolescentes expone que tiene deseos de estudiar y ser profesional. En esta línea considero que se requieren objetivos. La ausencia de metas específicas para la reducción porcentual del trabajo infantil, condiciona y limita la responsabilidad para desarrollar actividades concretas en esta materia. Por otra parte, hay que mejorar la inspección. La informalidad del trabajo infantil, unida a los insuficientes sistemas de inspección, imposibilita desarrollar sistemas de control sobre las ocupaciones peligrosas donde se concentra un alto porcentaje de niñas y niños. Y por último, propongo que se centralicen esfuerzos, ya que con el establecimiento de políticas nacionales referidas al trabajo infantil se enfrenta el problema de la dispersión de competencias".

Carolina Urrejola - Periodista, Canal 13


"propongo desarrollar estímulos económicos para los adolescentes que tengan buenos resultados académicos".
“Aún somos un país pobre y eso quedó en evidencia después del terremoto del 27 de febrero pasado. Creo que el trabajo adolescente responde a una necesidad real de las familias de incrementar sus ingresos. Va de la mano de problemas sociales complejos como el alcoholismo o drogadicción de los padres, que obliga a los adolescentes a hacerse responsables. En otros casos, responde más bien a patrones culturales. Padres y madres que desde niños trabajan el campo, esperan que sus hijos tengan apenas la edad suficiente para llevarlos a las faenas y así aumentar sus ingresos. Creo que hay ciertos oficios en que debiera permitirse que los adolescentes colaboren, resguardando -fuertemente, eso para sí- que el trabajo no interfiera con sus estudios. Y por ningún motivo permitir que desempeñen trabajos que impacten en su normal desarrollo físico y sicológico. Propongo establecer un estatus especial para adolescentes trabajadores, para que las exigencias y horarios sean proporcionales a su edad y necesidades. También, crear una oficina que conozca sus realidades familiares y educacionales que apoye y contenga a los adolescentes trabajadores. Por último, desarrollar estímulos económicos para los adolescentes que tengan buenos resultados académicos. Bonos que los estimulen no sólo a seguir en el colegio, sino también a obtener becas para que cursen estudios superiores en carreras vinculadas al rubro de la empresa".

Alejandro Fernández - Técnico en enfermería, Hospital Coquimbo


"propongo que haya mayor flexibilidad de horarios laborales, para que los adolescentes puedan compatibilizar de mejor forma el trabajo y el estudio".
"Comencé a trabajar a los 17 años en una productora de eventos. Ahí hacía de garzón y barman para matrimonios y cócteles, y en ocasiones también ayudaba en la instalación de carpas. En tercero medio postulé a una beca de Pro Niño, un programa de acción social de Telefónica en donde me pagaron la matrícula y la colegiatura, además de la P.S.U. Luego me ofrecieron una beca para estudios superiores por dos años, por lo que postulé a una carrera técnica. Al tiempo me titulé en un Instituto y empecé a trabajar en 2008. Una de las cosas que aprendí, y que más valoro de esta etapa, es que en el trabajo a las personas se les debe evaluar por lo que hacen y no por su apariencia. Por eso, propongo que haya mayor flexibilidad horaria, para que los adolescentes puedan compatibilizar de mejor forma sus estudios. También es importante la regulación de las condiciones laborales, como por ejemplo: el contrato. Yo nunca tuve contrato, y si tenía algún accidente o me enfermaba, no tenía ningún respaldo. Muchas veces se ve a los adolescentes como mano de obra barata, se les paga menos que a una persona adulta, se les suele sobrecargar de labores y el pretexto siempre es el mismo: necesitan aprender. No porque tengan menos experiencia, se les debe pagar menos, exigir más, o aprovecharse de su juventud para producir más".

Rafael Guilisasti - Presidente, Confederación de la Producción y el Comercio (CPC)


"Es importante que las empresas definan estándares de trato y protección a los trabajadores adolescentes, de manera de que estén debidamente protegidos".
“El trabajo adolescente es una realidad que se explica por factores económicos, sociales y culturales. Desde el punto de vista de las empresas, es importante saber que el trabajo adolescente es legal en la medida en que se cumplan los requisitos contemplados en el Código del Trabajo, y en las demás leyes vigentes. En ese contexto, me parece fundamental generar políticas públicas que promuevan la formalización de las empresas y el cumplimiento de la legislación laboral; aumentar la cobertura y mejorar la calidad de la formación escolar y técnico profesional, de manera que los adolescentes tengan oportunidades concretas de estudio y, una vez cumplida esa obligación, puedan acceder a trabajos que sean compatibles con sus condiciones físicas e intelectuales. Y por último, definir al interior de las empresas estándares de trato y protección a los trabajadores adolescentes, de manera de que estén debidamente protegidos en el desempeño de sus labores y actividades. A los empresarios les diría que la primera obligación de un empleador con sus trabajadores es su adecuada protección, a fin de asegurar la integridad física y psicológica. A su vez, infringir la legislación laboral atenta contra los derechos fundamentales de los trabajadores, violenta las reglas de la sana y leal competencia, y desprestigia a la actividad empresarial y emprendedora en su conjunto".

Gloria Cano - Coordinadora de proyectos, Escuela Matríztica de Santiago.


Humberto Maturana - biólogo, escuela matríztica de santiago


"los detalles del contrato no pueden ir en letra chica. hoy están hechos para no ser leídos, para no saber. si todo está en letra grande, la persona tiene la posibilidad de saber e informarse.
“Si hay adolescentes que trabajan, deben tener ciertos motivos para trabajar. Estos son por necesidad, por ayudar a la familia, ellos crecen cooperando en la familia", explica Humberto Maturana. Para él, "los adolescentes no sólo son buenos, sino también respetables. Todo pasa por el respeto y la dignidad de los adolescentes, ya que cuando ese respeto no está, es el momento en que se abren espacios de desprotección". Primero, cuando se habla de trabajo, se habla de un contrato. De modo, no es si los adolescentes deben o no trabajar, sino que la situación económica de la familia es tal que ellos necesitan hacerlo. Segundo, si trabajan, es responsabilidad del empleador saber que tiene adolescentes trabajando y no sorprenderse cuando se encuentre con ellos, ya que debe haber un contrato. Que el adolescente y el empleador lean el contrato. Que los dos sepan que el otro sabe. Si yo sé que el otro sabe, sé cuál es el compromiso conmigo, se establece el compromiso verdadero. Por ello, la primera acción propuesta es que al momento en que se hace el contrato y se escrituran las condiciones de trabajo, el lugar mismo sea visitado por el empleador. Que el empleador sepa y muestre cuáles son las condiciones en que va a trabajar el adolescente. Si él pregunta ¿hay baño?, puede que haya baño, pero resulta que no es buen baño, está en mal estado. Entonces, el adolescente debe decir si acepta o no, y se puede quejar con el empleador si no cumple, y viceversa. Los detalles del contrato, además, no pueden ir en letra chica. Hoy están hechos para no ser leídos, para no saber. Y cuando no se han visto es cuando aparecen las disculpas. Si todo está en letra grande, la persona tiene la posibilidad de saber e informarse. Por eso, hay que tratar el contrato como un acuerdo social. Esto significa que soy consciente de que tengo una relación con esta persona, pero no de autoridad y subordinación, y ahí está la dignidad del contrato". Gloria Cano, por su parte, aclara que "quien contrata a un adolescente, debe estar dispuesto a acompañarlo, que se encuentren en la firma del contrato. Es posible que él tenga preguntas, pues nunca ha estado en un contexto laboral antes y no sabe de eso. Él está ahí para aprender, por eso debe haber un espacio de acompañamiento, en el que pueda conversar con el empleador sobre cómo le ha ido con su trabajo". "Si eso pasa, ambas personas se sienten comprometidas personalmente, porque aparece una relación de respeto mutuo, y en la cual las personas hacen las cosas con seriedad", señala Maturana. "No hay que decir que el empleador debe respetar al adolescente y éste a su empleador. Eso no sirve, hay que crear las condiciones para que eso pase. Que no sea una obligación externa, sino que quede como un espacio de acuerdo y estar dispuestos a cumplirlos".

Ana María Toro Ruíz-Tagle - Médico pediatra, madre de diez hijos


"Es importante reconocer que el trabajo de los adolescentes es hoy una realidad y lo seguirá siendo en el largo plazo, y me parece relevante legislar al respecto. Esto ocurre por varias razones, como por ejemplo la pobreza, las familias sin jefe de hogar o donde éste no es capaz de mantener económicamente a sus miembros, la falta de cultura y oportunidades, donde los niños y/ o sus progenitores no creen que estudiar sea una forma de salir adelante y que mientras más luego el niño deje de estudiar, mejor para que se forje en la vida y aporte a la familia "x" cantidad de dinero. También creo que hoy está hiper valorado el dinero, y se antepone como valor supremo, antes que surgir personal e intelectualmente. Por eso propongo algunas medidas mirando hacia el futuro: en primer lugar, que el trabajo del adolescente sea supervisado por un adulto capacitado, para que así sea enriquecedor y educativo. Segundo, que se destine parte del sueldo al pago de un porcentaje de los estudios de enseñanza básica o media, capacitación laboral o en alguna otra área de interés para el adolescente. Finalmente, que los menores de edad trabajadores puedan acceder a programas que prevengan la adicción a las drogas y al alcohol y también las conductas antisociales, como la delincuencia”.

Hugo Marín - Artista visual


"propongo que dentro de las empresas se incorpore una sala del silencio, en la cual el adolescente pueda aprender a conocerse más"
“El contexto actual en el que viven los adolescentes es de mucha violencia, que proviene principalmente de la televisión, con modelos que no son dignos de imitar y esto los afecta en su formación. Así, llegan al trabajo en un ritmo frenético que no les ayuda en su desarrollo humano, intelectual y emocional, pues en el trabajo pocas veces existen pausas de silencio. Si el muchacho tuviera un momento de silencio encontraría una forma de ver su vida de manera distinta, más enriquecedora para él mismo y para quienes le rodean. Entiendo que para algunos es indispensable trabajar, sin embargo también lo es la experiencia del silencio profundo. El practicarlo tiene como consecuencia que el trabajo sea más creativo, que tenga una expresión diferente, produce estabilidad, armonía y protección. Así, el adolescente aprendería a tener un espacio interior antes de ir a la actividad, antes de vivir la experiencia. Por eso, propongo que dentro de las empresas se incorpore una sala del silencio y prácticas que tiendan a eso. De esta forma, el adolescente puede aprender a conocerse más y a insertarse en un trabajo de forma más cuidada. Y para que esto de resultados no debe aplicarse sólo a los adolescentes, sino que extenderse a toda la organización a través de charlas introductorias. Así se puede construir una empresa integrada, que respeta a los otros y que considera que debe existir un ambiente propicio para el desarrollo de todos quienes la conforman".

Segundo Steinlen - Presidente, Confederación Nacional Campesina


"propongo que se fiscalice de manera más intensiva por parte de los organismos del estado el cumplimiento de la legalidad"
“En el sector agrícola que yo represento trabajan muchos adolescentes. Ellos se acostumbran a ganar sus pesos y dejan de asistir a la escuela. Además empiezan a asumir en sus familias responsabilidades económicas propias de adultos ¡Y son sólo adolescentes! Si no estudian, ¿qué sucede?: disminuyen su empleabilidad, ya que sin formación no tienen proyección laboral y lo que es más grave, no pueden desarrollarse de manera integral como seres humanos. Yo también fui un adolescente trabajador, y siempre asistí al liceo. Ahora estoy sacando una Licenciatura en Administración, lo que me demuestra que fue una gran opción no dejar atrás mi educación. Propongo que se fiscalice de manera más intensiva por parte de los organismos del Estado el cumplimiento de la legalidad y que se constate que los derechos de los adolescentes trabajadores están siendo respetados. Por parte de los empleadores creo que es vital que se profesionalice a los adolescentes trabajadores, en pos de una mejor empleabilidad para entregar un valor agregado al mercado laboral. Esa capacitación debe ir orientada a formar excelentes profesionales, especialmente técnicos. Es inviable suponer que todos los trabajadores deben ser universitarios: Chile necesita muchos técnicos para salir adelante".

Verónica Herrera - Directora de Salud Preventiva y Curativa, ACHS.


"como sociedad, tenemos el deber de dar a los adolescentes posibilidades de aprendizaje y ambientes de desarrollo donde puedan crecer como personas"
"El trabajo de los adolescentes en el país ha evolucionado hacia un contexto más protegido para el trabajo formal, pero no sabemos qué está pasando en el contexto informal donde pueden estarse dando formas no deseables de trabajo para los adolescentes. En general, me parece que es un aprendizaje beneficioso de responsabilidad y autogestión que los adolescentes desarrollen alguna actividad pagada, siempre y cuando ésta sea protegida y no interfiera con la principal actividad de esta etapa de sus vidas, que es prepararse adecuadamente para su vida de adultos, desarrollando tanto su cuerpo como su mente para enfrentar los desafíos futuros. Como sociedad tenemos el deber de otorgar posibilidades de aprendizaje y de dar a los adolescentes ambientes de desarrollo exentos de riesgos evitables y donde puedan crecer como personas. Las acciones que propongo son: regulaciones claras sobre el tipo de faena y tiempo en que pueden desempeñarse los adolescentes; una vez que estén trabajando espero que sean informados de los riesgos que su trabajo implica, de la forma de protegerse y de los derechos que tienen como trabajadores, por ejemplo: cobertura de la ley 16.744; que tengan acceso a capacitación en su trabajo, entre otras".